Tratamientos según mi tipo de piel: grasa, seca o mixta
La piel puede ser la carta de presentación de una persona
A través de ella podemos adivinar muchas características de su vida diaria, ya que son diversos los agentes que influyen en su aspecto. Elementos como tus hábitos alimentarios y el clima del lugar donde vives afectan a tu piel, haciendo que su aspecto cambie. En definitiva, son circunstancias que pueden afectar a la salud de tu tez.
Una de las tareas más importantes para tener una piel sana y bonita es su limpieza. Libérate de la pereza y limpia tu cutis a diario. Es una tarea sacrificada, pero resulta fundamental para que tu piel esté limpia, libre de impurezas, descansada y preparada para recibir de modo correcto los tratamientos posteriores, para absorberlos y para que pueda aprovecharse de todos sus nutrientes.
Según los expertos, para tener una piel perfecta es necesario dedicarle cuidados dos veces al día, por la mañana y por la noche. Para realizarlo de una manera sencilla pero eficaz, usa productos de calidad, como la gama Skin Active de Garnier, que te lo pone fácil para que luzcas una piel limpia, hidratada, nutrida y purificada.
Primer paso para elegir tu tratamiento ¿cuál es mi tipo de piel?
Existe un tratamiento para cada tipo de piel, sólo tienes que saber cuál es el tuyo. Es importante teniendo en cuenta que vas a tener que dedicar tiempo y dinero a ello, por lo que lo mejor es que todo vaya sobre seguro.
- Piel normal. Es una piel sana, equilibrada e hidratada. No necesitas cuidados ni rutinas especiales. Eres una afortunada, así que realiza únicamente labores de mantenimiento y cuidados básicos de limpieza, hidratación y tonificación de ese fantástico cutis.
- Piel mixta. Hace referencia a cuando tienes zonas en las que tu piel es seca, normalmente en las mejillas, y otras en las que tu piel es más grasa, principalmente en la zona T( frente, nariz y mentón). Para este tipo de piel, lo más aconsejable es hacer una buena limpieza diaria combinándolo con el exfoliante dos veces a la semana en las zonas en las que tiendes a tener la piel grasa, con estos pequeños pasos obtendrás mejores resultados.
- Piel seca. Este tipo de piel presenta falta de brillo, poros finos y, en ocasiones, zonas con tendencia a descamación. Si tienes piel seca debes hidratarla interior y exteriormente. En primer lugar, con una buena alimentación y la ingesta de, como mínimo, dos litros de agua diarios. Además, aplica a la piel de tu rostro productos ricos en nutrientes y aceites hidratantes. Ten en cuenta un factor muy importante, la piel seca tiende a envejecer antes, por lo que evita la aparición precoz de arrugas en tu cutis con una hidratación idónea en profundidad.
- Piel grasa. La piel grasa presenta exceso de sebo y poros dilatados. Este tipo de piel, en contra de lo que puedas pensar, debe ser tratada e hidratada como cualquier otra, sólo que debes realizarlo con los productos adecuados. Utiliza limpiadores para eliminar el exceso de grasa, realiza una exfoliación dos o tres veces a la semana e hidrátala con una crema reguladora del sebo o cremas con textura gel refrescante que resultan menos menos grasas para la piel.
Ten en cuenta que tu piel, a lo largo de tu vida, tiene unas necesidades en cada momento. Presta especial atención a ocasiones en las que presentes un cutis más sensible, con la necesidad de que le facilites una barrera protectora ante las agresiones externas. También debes valorar si tienes épocas en las que tiendes a tener una piel de tipo acnéica o, con el paso de los años, si requieres los tratamientos específicos de una piel madura.
Para todas las pieles existe un tratamiento integral de SkinActive de Garnier, por lo que descubre cuál es tu tipo, reconoce sus necesidades y no te prives de tener un rostro perfecto.